Había una vez, una chica, que cuando cerraba sus ojos, creía que el mundo no la podía ver, ella los cerraba cuando estaba angustiada, cuándo se sentía sola, cuándo tenía miedo o simplemente cuando quería que nadie más la viera.
La gente pensaba que ella era fuerte, valiente, una piedrita. Pocos eran los que realmente la conocían bien y sabían que en realidad, era frágil, sensible y que frecuentemente se sentía sola y asustada.
Como alguien que se pierde en un bosque, completamente solo.
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